Comencé a describir la vida como un péndulo, que balancea con ritmo y cadencia uniformes. Así es el blanco y el negro, el bien y el mal, tan contrastables como necesarios, tan diferentes como tan inevitables...
Sin sentido uno sin el otro y sin límites para llevarte a aprender la lección de cualquier error, aprender del odio, de la soledad, del desapego. Aprender a amar, a encontrarte a ti mismo independiente y libre de necesidad aprehensiva, y a dejar atrás...
¡Una mágica lección llamada vida!