Cuando pienso en el dinero que me robaste, pienso en serio que no fui yo quien perdió...
Concretamente perdí algo fácil de conseguir, pero encontré la realidad difícil de asimilar por sí sola; y esta realidad tan cruel, habría pagado el doble de lo que se desvaneció en tus bolsillos por no sufrirla.
Yo gane una lección y tu perdiste la credibilidad no solo mía, pero la tuya propia, por que podrás mentirle a la gente que te rodea, a una familia completa, a quien ponga sus sentimientos más nobles en ti, a tu cerebro que quizá mecánicamente le acostumbres y a tu propio corazón lo elimines de sentir. Pero a tu conciencia...
Ella cobrara por mi y por toda la confianza que yo perdí. Te mostrara sublime y certera lo miserable que es ir con la vergüenza interna de no poder vivir contigo mismo, por haber fracasado como ser humano, abusando y pisoteando tu propia integridad, enlodando con descaro tu propia honestidad y eliminando por completo tu paz interior y tu nula capacidad emocional para generarte un autoestima genuina y fundada en la pureza de un espíritu sincero y transparente que persiga el fruto de sus propios esfuerzos, no de los ajenos.
Yo pague con el símbolo monetario el peor embate a mis ilusos propósitos de prosperidad por haberlos fundado en una promesa mezquina y arribista; pero a cambio y en la balanza entre la riqueza y la pobreza me siento doblemente favorecida por esta humilde razón: La acentuada confirmación de mi potencial y la confianza de crear por mis propios esfuerzos cualquier meta sin la vergüenza a cuestas de tener que huir de todos y desviar de muchos la mirada, aunque finalmente jamas se puede huir de uno mismo y de los fantasmales torturadores remordimientos que al paso de la vida se agigantan y hacen padecer al subconsciente en pesadillas y amargos recuerdos que definieron de forma letal la memoria fotográfica que tu mente enfocará de tu propia existencia.
Yo gane la preciada certeza de haber hecho lo correcto y la congruencia de crearme el regalo de un carácter responsable y sensato. Gane la profunda admiración y el respeto que sólo logra quien demuestra con hechos, no con cínicas palabras y un antifaz truculento y mentiroso como sólo un verdadero parásito social oculta sus oscuras intenciones de beneficiarse a costa del esfuerzo ajeno.
A pesar de toda la decepción que me invade por tener que compartir aún hasta el último día de mi existencia el
el mismo ADN (lo cual no es opcional y agrieta profundamente mi visión de lo que en adelante considerare "familia") debo admitir que aplaudo tu arte creativo en la actuación y la sagacidad de tu profesionalismo en el campo de la manipulación para sostener a tan alto nivel una mentira que si no fuera por la propia trampa de tu apremiante voracidad ambiciosa y usurera, habría sido un cimiento perfecto que llevara al éxito una empresa sólida; al menos eso me habría complacido y de alguna forma, haciéndome sentir que no me equivoque del todo en confiar y apoyar una fructífera iniciativa y no una simple idea maliciosa que finalmente fracaso por fundarse en exceso de codicia pero escasa inteligencia.
Esta es mi catarsis y desapego; te dejo ir de mi sistema emocional, de mis recuerdos, de los años en alusión que analice y jamas concluí nada mejor que la magnífica lección que hoy me ilumina: ¡Crecí!
Desde dentro y para mi beneficio crecí en carácter, conocí mis fortalezas y enfrente mis debilidades. Crecí en espíritu, encontré la forma de compartir llevando conmigo lo más importante, la alegría de ser; evalúe las sonrisas de satisfacción cuando puedo sentir a través de mi ejercicio de simplemente dar sin el miedo de encontrar en cada ser humanó tu mezquindad, la paz de no suponer nada a cambio, y la profunda realización personal al otorgar, renunciando al cancerígeno ego de esperar que me agradezcan.
Hay un título que lleva una vida entera de inversión, se imparte con horas de clases, y se confirma con medallas, diplomas y sellos ofíciales, en la carrera que prefieras que te convierte en pieza del engrane para encajar alimentando y sosteniendo un sistema en cadena de supervivencia.
Hay solamente una oportunidad como ser humano de reconocer el significado de la vida, y requiere el mayor y más sublimé de los esfuerzos: el desapego, la renuncia, el desprendimiento de lo inútil para disfrutar genuinamente de lo útil.
Una visión que sólo se adquiere con vivencias como la que a través de la traición, el abuso y estafa a la que tropecé al confiar en ti, irremediable y consecuentemente se logra.
Ahora declaro con énfasis trascendente que te perdono, y te pido perdón, por que al hacerlo me perdono a mi. El tiempo que me auto recrimine por haber tomado tan insensata decisión en contra de mi sentido común que se rehusaba por instinto de conservación, lo dejo en libertad.
Lo siento, desde el más pequeño de los átomos que me conforman siento marcar tu destino con esta verdad para adquirir el propósito de mi lección.
Te amo como instrumento de mi evolución, amo la verdad ante mis ojos y la sensibilidad que nació en mi ser a causa tuya.
¡Gracias...ya soy feliz!