La gente cree muchas veces que puede opinar acerca de otros, por haber convivido en una simple etapa en el camino.
Hay quien se conoció en la niñez o quizá en la adolescencia, y por esa razón creen saberlo todo, el carácter, los gustos, motivaciones, ideas, cualidades y muchísimo más acerca y principalmente de todos los defectos; por que valla que la adolescencia es de lidiar con defectos camino a descubrir y pulir las cualidades.
Sin embargo a veces tu, no recuerdas ni sus caras, ni sus nombres, ni siquiera su tono de voz, aunque sea de personajes realmente cercanos, incluso íntimos, es natural especialmente a estos últimos preferir olvidarles. Pero ellos a ti te profundizan a detalle, aunque hallan dejado de verte por muchos años.
Tienes que estar seguro(a) de una cosa: “Ellos” no hablan de “ti” hablan de si mismos a través tuyo, hablan de quienes estaban siendo al convivir contigo, hablan de sus temores, sus tentaciones, sus pensamientos y costumbres.
Interpretan una idea suya con tu imagen como protagonista, ignorando que el trasfondo de la personalidad individual, actitud, manifestación interactiva con quien se está relacionando, es una situación emocional momentánea (incluso una situación mutua) lo que en ese momento y esa etapa está siendo exteriorizado es el reflejo de importantes revelaciones subconscientes que se vuelven formas de interrelacionarse, actuar y convivir.
La persona que dedica una conversación a hablar de otra a la que quizá ya ni siquiera frecuenta, o aun frecuentado, no hablara para nada de la otra persona, hablara de el reflejo que le implica su experiencia a través de esa pequeña parte de la convivencia. Hablara de sus ideas motivadas por la crianza misma que le precede, y el tono en que esté juzgando es el tono en el que simplemente ha sido educado o acostumbrado a expresarse.
En inconsciencia los padres o adultos que rodean un infante le impregnan muchos ejemplos a estos niños que están a su cargo, y sin proponérselo les predican con el ejemplo sus ideas y expresiones que parecen siempre coherentes en el contexto social que les rodea.
Nadie rompe esta cadena por naturaleza, tiene que haber curiosidad de explorar nuevas formas de pensamiento, quizá un evento que despierte la voluntad en el descubrimiento de vislumbrar el mundo desde otra perspectiva, y despojarse del miedo arraigado por la premisa de estar irrespetando a los mentores originales, que no hicieron más que transmitir sin culpa una cadena de memorias y pensamientos que en casi todas las ocasiones son absolutamente tóxicos en el proceso de actualizarse a una realidad distinta, a una época completamente diferente, dándole la espalda no a los ancianos predecesores de un ejemplo, pero a la necedad de una forma de lo que es “culturalmente usual” en su idea de realidad, por una etapa antigua de experiencias, estancando a la memoria y anclando así a personas en una terca melancolía de su recuerdo, enmarcándolas a etiquetas.
Hemos todos vivido muchas experiencias diarias, algunas que en cuestión de segundos nos cambian la visión que nos protegía inocentemente, y se nos muestra una realidad que desentona no solo con nuestra costumbre de pensamiento, pero con nuestra conciencia misma, llevándonos a través del shock y el rompimiento de paradigmas, a transformar hasta la más íntima fibra emocional convirtiendo el carácter o personalidad absolutamente distinta a la versión de casa cuna.
Por eso no es de sorprenderse en el reencuentro de algún antiguo personaje conocido, reacciones como “¿no me digas que..?” “¿apoco ya no...? ” “¡a como cambia la ciudad a la gente!” “¿se te subieron los pesos a la cabeza?” “¡como has cambiado...!” “¿a donde quedo aquella persona?” etc etc etc... O en alguna red “social” que mejor título tendría de anti-social, por la distancia y poca precaución al reflejar con simples trucos de tecnología lo traumados que estamos ante nuestra imagen frente a otros y lo atados a la predisposición sobre la crítica externa, por lo cual nos sentimos obligado a poner “aclaraciones” “estatus” “actualizaciones” y “opiniones” a cerca de todo tema que nos despierte vulnerabilidad y/o paranoia.
Lo cierto es que en esta realidad ya somos “años” de distancia de quienes fuimos, somos vivencias, experiencias y transformaciones emocionales aparte; Somos víctimas del “estancamiento ajeno” y victimarios en la intolerancia hacia los “lentos evolutivos”, lucha y guerra entre los conformistas del pasado y los extremadamente encaminados hacia el futuro, etiquetas que nos vuelven agua y aceite, y de ambos polos, nadie presente, nadie consciente...
Hay quien se conoció en la niñez o quizá en la adolescencia, y por esa razón creen saberlo todo, el carácter, los gustos, motivaciones, ideas, cualidades y muchísimo más acerca y principalmente de todos los defectos; por que valla que la adolescencia es de lidiar con defectos camino a descubrir y pulir las cualidades.
Sin embargo a veces tu, no recuerdas ni sus caras, ni sus nombres, ni siquiera su tono de voz, aunque sea de personajes realmente cercanos, incluso íntimos, es natural especialmente a estos últimos preferir olvidarles. Pero ellos a ti te profundizan a detalle, aunque hallan dejado de verte por muchos años.
Tienes que estar seguro(a) de una cosa: “Ellos” no hablan de “ti” hablan de si mismos a través tuyo, hablan de quienes estaban siendo al convivir contigo, hablan de sus temores, sus tentaciones, sus pensamientos y costumbres.
Interpretan una idea suya con tu imagen como protagonista, ignorando que el trasfondo de la personalidad individual, actitud, manifestación interactiva con quien se está relacionando, es una situación emocional momentánea (incluso una situación mutua) lo que en ese momento y esa etapa está siendo exteriorizado es el reflejo de importantes revelaciones subconscientes que se vuelven formas de interrelacionarse, actuar y convivir.
La persona que dedica una conversación a hablar de otra a la que quizá ya ni siquiera frecuenta, o aun frecuentado, no hablara para nada de la otra persona, hablara de el reflejo que le implica su experiencia a través de esa pequeña parte de la convivencia. Hablara de sus ideas motivadas por la crianza misma que le precede, y el tono en que esté juzgando es el tono en el que simplemente ha sido educado o acostumbrado a expresarse.
En inconsciencia los padres o adultos que rodean un infante le impregnan muchos ejemplos a estos niños que están a su cargo, y sin proponérselo les predican con el ejemplo sus ideas y expresiones que parecen siempre coherentes en el contexto social que les rodea.
Nadie rompe esta cadena por naturaleza, tiene que haber curiosidad de explorar nuevas formas de pensamiento, quizá un evento que despierte la voluntad en el descubrimiento de vislumbrar el mundo desde otra perspectiva, y despojarse del miedo arraigado por la premisa de estar irrespetando a los mentores originales, que no hicieron más que transmitir sin culpa una cadena de memorias y pensamientos que en casi todas las ocasiones son absolutamente tóxicos en el proceso de actualizarse a una realidad distinta, a una época completamente diferente, dándole la espalda no a los ancianos predecesores de un ejemplo, pero a la necedad de una forma de lo que es “culturalmente usual” en su idea de realidad, por una etapa antigua de experiencias, estancando a la memoria y anclando así a personas en una terca melancolía de su recuerdo, enmarcándolas a etiquetas.
Hemos todos vivido muchas experiencias diarias, algunas que en cuestión de segundos nos cambian la visión que nos protegía inocentemente, y se nos muestra una realidad que desentona no solo con nuestra costumbre de pensamiento, pero con nuestra conciencia misma, llevándonos a través del shock y el rompimiento de paradigmas, a transformar hasta la más íntima fibra emocional convirtiendo el carácter o personalidad absolutamente distinta a la versión de casa cuna.
Por eso no es de sorprenderse en el reencuentro de algún antiguo personaje conocido, reacciones como “¿no me digas que..?” “¿apoco ya no...? ” “¡a como cambia la ciudad a la gente!” “¿se te subieron los pesos a la cabeza?” “¡como has cambiado...!” “¿a donde quedo aquella persona?” etc etc etc... O en alguna red “social” que mejor título tendría de anti-social, por la distancia y poca precaución al reflejar con simples trucos de tecnología lo traumados que estamos ante nuestra imagen frente a otros y lo atados a la predisposición sobre la crítica externa, por lo cual nos sentimos obligado a poner “aclaraciones” “estatus” “actualizaciones” y “opiniones” a cerca de todo tema que nos despierte vulnerabilidad y/o paranoia.
Lo cierto es que en esta realidad ya somos “años” de distancia de quienes fuimos, somos vivencias, experiencias y transformaciones emocionales aparte; Somos víctimas del “estancamiento ajeno” y victimarios en la intolerancia hacia los “lentos evolutivos”, lucha y guerra entre los conformistas del pasado y los extremadamente encaminados hacia el futuro, etiquetas que nos vuelven agua y aceite, y de ambos polos, nadie presente, nadie consciente...